Prologo
Pensar, razonar, intuir, quizás uno de los procesos
claves que nos diferencian de todos los otros seres vivientes. No en balde a
menudo escuchamos de bocas del sabio, que conociendo el pasado, entendemos el
presente y podemos construir o destruir el futuro.
Hermosas reflexiones y no nuevas por supuesto,
simplemente una actualización de viejas concepciones del hombre a cerca del
hombre.
Recordemos una de ellas, tapada por un fino velo,
de misterio dirán algunos, supercherías de una civilización
retrograda, dirán otros. Pues no diré yo, pero si de elementos necesarios que
exigen un estudio y dedicación del adepto interesado, una capacitación,
estudio y preparación, que más tarde en su momento lo hará merecedor de la
oportunidad, ahí o mejor dicho desde ahí, dependiendo de la capacidad
adquirida en base al sacrificio otorgado intentara el una primera comprensión.
Tal es la historia o leyenda que hoy nos reúne, la de
“Prometeo” y con él la de “Epimeteo”, el ladrón del fuego divino, una
de las claves sobre las que se halla concebido el origen de nuestro ser, él
poder entender quienes somos, la eterna oposición entre las tinieblas y la luz,
la creación, el proceso de evolución, el libre albedrío y sobre todo la
distinción entre “Conciencia” e “Inconciencia Espiritual”, es este pues
el trabajo del Comp\Mas\,
al que se le presenta en cada paso, palabra y signo, la difícil misión que
encontrara al Mae\
delante de la incomprensión del Hombre.
La Leyenda
El nombre “Prometeo” tiene su origen griego y
significa el “Pre-Vidente” o que se anticipa a los hechos. El Mito fue
narrado por el poeta “Hesiodo” a “Homero” en el año 700 A.C y por
Esquilo en el 470 A.C, aunque tal vez la imagen del Ladrón del fuego sea aun más
antigua de lo que esas versiones posibilitan interpretarlo.
Según la leyenda, “Prometeo” descendía de una
antigua generación de Dioses que habían sido destronados por “Zeus”. Era
hijo del Titán “Japeto” (hijo de Urano y Tierra) y de Asia,
el sabia que en el suelo de la tierra (naturaleza) reposaba la simiente de los
cielos, por eso recogió arcilla, la mojo con sus lagrimas y las amazo, formando
con ella varias imágenes semejantes a los dioses, los Señores del Mundo.
“Los Hombres”.
“Atenea”, diosa de la sabiduría,
que era su amiga, admiro la obra del hijo de los titanes e insuflo en las imágenes
el espíritu o soplo divino. Enseguida, les dio a ellos para beber de un néctar
mágico para que pudiesen recuperar su pureza, regenerarse, en el caso de que un
día la perdiesen. Así lo hizo ya previendo, juntamente con prometeo, la
corrupción de los nuevos seres delante de los males provenientes de la caja de
“Pandora” (la libertad) que les seria entregado por Zeus mas tarde, como
venganza por el robo del fuego, en el intento de pervertirlos a través de los
vicios terrenales.
Fue así que surgieron, según la leyenda, los
primeros seres humanos, que poblaron la tierra. Aunque por mucho tiempo ellos no
supieron hacer uso de la centella divina que habían recibido, no teniendo
siquiera conocimiento de cómo trabajar con los materiales de la naturaleza que
estaban a su disposición por todas partes.
Prometeo entonces se aproximo a sus criaturas y les
enseño a subyugar a los animales y usarlos como auxiliares en el trabajo; Les
mostró como construir barcos y velas para la navegación, les enseño a
observar las estrellas a dominar el arte de contar y escribir, a que
descubriesen los metales debajo de la tierra y hasta como preparar los alimentos
nutritivos, ungüento para los dolores y remedios para curar las dolencias.
Pero Zeus, sospechaba de los seres humanos, ya que no
fue él quien los creo, ellos provenían de un antiguo mundo que él pretendía
modificar íntegramente y siendo así no tenia interés alguno en mantenerlos en
la tierra. Por consiguiente, cuando “Prometeo” reivindico para ellos el
fuego, que les era imprescindible para la preparación de los alimentos, para el
trabajo y principalmente para el progreso material y desenvolvimiento
espiritual, el Dios griego decidió negárselo, temiendo que las
nuevas criaturas se volviesen más poderosas que él. Entretanto Prometeo
resolvió frustrarle sus planes, con la intención de conseguir para los hombres
ese precioso instrumento.
Con un palo hecho de un pedazo de vegetal seco, se
dirigió al carro del “Sol” donde a escondidas tomo un poco de fuego, trayéndolo
para los seres humanos, entregándoles así el segundo secreto de la naturaleza.
Más tarde él les daría otros secretos.
Solo cuando por toda la tierra se encendieron las
fogatas es que Zeus tomo conocimiento del robo de Prometeo, pero ya era tarde.
Puesto que ya no podía confiscar el fuego a los hombres, concibió ahí para
ellos un nuevo maleficio: Les envió una Virgen creada artificialmente,
“Pandora”, de belleza incomparable, con una caja portadora de muchos males.
Prometeo le advirtió a “Epimeteo”, su Hermano de no aceptar ningún
presente de Zeus, pero Epimeteo no lo recordó y recibió con alegría a la
linda doncella, abriendo la caja de los males los cuales se esparcieron rápidamente
sobre la tierra. Junto a ellos se encontraba él más precioso de los tesoros,
“La esperanza”; pero Zeus le había encomendado a Pandora no dejarla salir y
así fue hecho.
Los hombres que hasta aquel momento habían vivido sin
sufrimientos, sin dolencias, sin torturas y sin vicios, comenzaron a partir de
entonces a corromperse sin “Esperanza”, olvidándose el objetivo de su
propia existencia, “La Evolución”.
Después de esto, vengándose Zeus de Prometeo, le envío
a este al desierto de Citia, donde fue puesto preso a una pared de un terrible
abismo, con cadenas inquebrables, en una peñasco de la montaña del “Caucasó”,
en “Pie”, sin reposo alguno, durante 30 siglos, sufriendo la amargura de que
su hígado sea devorado por un “Águila” que venia cada día a la región
para dicho fin, después de que el órgano se volvía a reconstituir.
Por fin llego el día
de su redención. Hércules (el arquetipo), pasando por allí con los
argonautas, al ver al águila devorando el hígado de “Prometeo”, tomo su
flecha lanzándola sobre la misma. Enseguida soltó las cadenas y llevo a
Prometeo consigo.
Puntos clave y elementos para la reflexión
La alegoría de Prometeo simboliza la innovación
espiritual, el rescate de los justo y verdadero, a costa del sacrificio y el
sufrimiento.
La decadencia de que esta indebidamente investida la
representación de lo sagrado, que provoca el aparecimiento de un Maestro dotado
de un nuevo vigor, de naturaleza incorruptible, que surge para revitalizar la
llama del proceso histórico religioso. La ruptura en relación a lo
establecido, no solo dogmática, es consecuencia inevitable del abuso, de la
falta de autoridad, de la prepotencia y del “Egoísmo” del poder político y
religioso instituido.
Es por ello que cuando aparece una corriente
renovadora, que intenta devolver al hombre a la realidad, apartarlo de la ilusión
de sus sentidos y restituir el orden olvidado, el amor, la fraternidad, la
libertad, la igualdad, evidentemente chocara este con la autoridad, el poder
instituido, deseoso de mantener las cosas tal como están, pues es ahí en el
desorden, en el caos en donde cobran fortaleza ante esos seres dormidos y
olvidados de su propia naturaleza y esencia.
Prometeo simboliza esa luz, que bajando a la tierra
intenta iluminar a los hombres, apartándolos de la oscuridad, símbolo de la
ilusión, de la dualidad, intentando con ello devolverles al camino de la
evolución, es así que el sufrimiento de 30 siglos representa ese sacrificio
del iniciado, a lo largo de la historia en el ejercicio difícil de librar a los
hombres de la ilusión.
El fuego es un símbolo sagrado, dependiendo de cómo
se utiliza, puede iluminar o quemar. Él representa la luz que ilumina a los que
actúan de acuerdo a su conciencia, proporcionándoles elevación a niveles de
dimensiones espirituales (de paz interior).
No así para el curioso, para el inconsciente, para el
cual se torna en llamas del infierno.
Este elemento es también el inicio de la evolución
humana, fue el elemento determinante para el salto de una estructura primitiva a
una mayormente evolucionada, estructurada, sociabilizada.
Es importante, según bien lo menciona el autor,
reconocer el paralelismos existente entre los dioses del Olimpo y el poder
religioso instituido, que durante siglos han mantenido a la humanidad subyugada
a intereses mezquinos de una minoría, de forma totalmente arbitraria.
El mito se anticipa a la historia e ilustra el actuar
del Dios que revestido del poder ejerce la opresión, representando a aquellos
que sin preparación y capacidad de ejercerlo, se preocupan mas en defender sus
propios intereses, arrastrando a la mayoría a la ilusión de los sentidos.
Es esta la representación del falso Dios, que no
busca la paz, el amor y la luz necesarios para las criaturas y su evolución, es
el temor siempre latente de considerar a todos en igualdad de condiciones.
Conforme lo habíamos dicho “Prometeo” representa
la conciencia, el conocedor del pasado y del futuro (sabiduría) y justamente
por esa duda producto del razonamiento genera la desconfianza e intenta advertir
y recomendar a su hermano Epimeteo, que no acepte regalo alguno de Zeus. Pero
este siendo desmemoriado lo hace (“Epimeteo” significa el que piensa después),
para luego abrir la caja de “Pandora” seducido por los encantos de la
doncella, la cual fue creada artificialmente, al ser creada de dicha manera no
posee alma, representando a la muerte y el error.
Ya luego se casan ambos, es decir quedan establecidos
aquellos vicios y males y el efecto que producen en el ser inconsciente y de
incapacidad espiritual (Pandora y Epimeteo)
Ningún otro relato griego presenta en forma tan
precisa la historia evolutiva del género humano. A más de ello el mito
esclarece la oposición entre las tinieblas y la luz, entre la conciencia y la
inconciencia del ser.
Ser conscientes espiritualmente, significa ser dueños
de sí mismo, de los propios pensamientos, de los propios actos, fallas y
actitudes. Conocer el propio pasado, proyectar el futuro y estar plenamente
presentes en “el” presente, lucidos, entendidos, percibiendo que en nosotros
esta la fortaleza y que esta debe establecerse. (Las Palabras)
Así mismo, la relación existente con el pasaje del génesis
sobre Adán y Eva es admirable, trayéndonos a colación el libre albedrío.
Esta cuestión es fundamental, ambos nos muestran que el hombre solo alcanza un
estado del saber arbitrar, manejarse, decidir, cuando ya tiene un grado
adelantado de evolución a diferencia de aquel que no tiene conciencia de sus
actos y por ende de las consecuencias trágicas que pueden desembocar para si
mismo y sus semejantes. “Es por este hecho que nada adelanta poder escoger
cuando no se sabe escoger”
La importancia del mito reside en la importante misión
de educar a los hombres, que desde siempre ha sido el gran desafió, pues
requiere de sacrificio y abnegación delante de los intereses estructurados de
la ilusión para intentar trabar la evolución espiritual.
Conclusiones personales
Es mas que evidente la capacidad del autor en la
comprensión del mensaje oculto tras el velo, así mismo lo actual que se nos
presenta esta historia, no solamente en el ámbito religioso, pues negar a la
actualidad estructuras montadas, de poder político, económico, judicial y
religioso que trascienden incluso nuestras fronteras, seria ser necios.
Por ello esta leyenda mas que nunca debe llamarnos a
una reflexión, a todos y en particular a nosotros los Mas\,
ya que como hijos de la luz, a la cual nacimos, como defensores e innovadores en
el mundo en cada tiempo, luchando por un estado Laico, libre, de educación
gratuita, de accesos a todos los niveles. Nos encontramos hoy adormecidos, con
batallas espurias, sin contenido ni valor, por lo menos a lo que hemos jurado.
Muy al contrario, muchos de nosotros hoy incluso con
nuestro silencio avalamos a esos Dioses falsos en cualquiera de sus formas y
nombres, que profanando hasta nuestra más preciada esencia, nos han arrastrado
a una involución y si no queremos usar dicho termino, pues bien a un retroceso
en nuestra propia historia, basta analizar la participación y reputación que
tenemos a los ojos profanos, el show que les montamos.
Evidentemente, hoy el Comp\
que se encuentra por primera vez con su ser real, pasando a descubrir sus
posibilidades y limitaciones simbolizadas en el - 5 - que
lo transformara en el Hércules Mitológico, hijo de los cielos y la tierra,
para luego despegar y encontrarse con su espíritu, símbolo glorioso del - 6
- estableciéndose la fuerza oculta
en la letra G, no tendrá pocos enemigos, deberá una vez mas luchar con
sacrificio y abnegación por intentar nuevamente apartar de sí el error, el
vicio y el poder por el poder, sus batallas serán fuertes y su armadura debe
ser sólida y virtuosa para enfrentarlos, hoy los mismos ubicados desde sitiales
de preponderancia económica, publicitaria, política, incluso dentro de la
propia estructura de la orden, envenenando y atándonos a la rueda de la
fatalidad.
Y, si, su lucha será dura, pues el primer enemigo que
deberá vencer es su propio Yo.
Bibliografía
Revista Humanus - Edición Brasilera-Año 2000.
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