I)
INTRODUCCIÓN.
El Hombre, el ser humano, es indudablemente un animal, pero un animal que
ha desarrollado gradualmente su
conducta estrictamente animalesca hasta ubicarla dentro de ciertos límites que
le permiten manejar y desarrollar su vida en forma medianamente más
evolucionada y mejor adaptada a las solicitaciones cotidianas que el común de
los animales.
Así, el animal Hombre vive de manera tal que, amén de tratar de cubrir
sus necesidades bio-zoológicas (cosa que no siempre suele lograr del todo)
tiende a cubrir necesidades producidas específicamente por derivación
de su proceso evolutivo: placeres, gustos, juegos, etc., y una vez satisfechas
estas tiende a mirar hacia el lado, hacia abajo y hacia lo alto.
En general, el
Hombre que ha superado la etapa de cobertura de sus necesidades básicas se
mueve dentro de pequeños márgenes de búsquedas materiales, sensoriales o de
índole espiritual. Al avanzar en el camino de su desarrollo evolutivo, el
Hombre comienza un proceso de investigación o búsqueda
de explicación del sentido de su mundo personal y de su vida en
particular, de la vida y del gran mundo en general. Busca explicación, sentido
y dirección a aquellas etapas del existir que son comunes a todos los Hombres,
aunque bajo el único prisma que puede utilizar: su reflexión personal y su
experiencia particular, para, de ahí, inferir conclusiones de tipo universal.
Hay un cuestionamiento de las situaciones básicas que cimentan la existencia de
ése Hombre, de todos los Hombres.
Creemos que en el Hombre existe una permanente aspiración a estructurar
una concepción general, racional y lógica del mundo, de investigar y
compenetrarse de los prin-cipios y leyes generales del mismo, de reencontrar su
conciencia mediante el enlazamiento de los eslabones sueltos del conocimiento,
en especial aquellos que no son evidentes a los sentidos.
Aparecen ciertas preguntas comunes a todos los humanos y que, como
masones, forman parte de nuestro acervo más conocido de reflexión:
¿DE DÓNDE VENIMOS?
¿QUÉ SOMOS? ¿A DONDE VAMOS?
Al buscar respuesta a esta
interrogante y a las innumerables de ella derivadas, el Hombre coincide con las
conclusiones y respuestas a que otros antes que él han llegado. Se adscribe más
informal que formalmente a líneas de pensamiento que pueden abarcar globalmente
al ser humano y a su deambular por el mundo, p.ej., una doctrina religiosa, o
una concepción política.
II)
DESARROLLO.
Existen ciertos aspectos derivados directamente de la percepción
personal e ínti-ma de ser un ente
distinto por parte del Hombre, y son aquellos que le permiten comenzar su búsqueda
de respuestas a ciertas interrogantes trascendentales.
Hay algunas ideas que pueden servirnos para ir tejiendo esta
plancha en torno al fenómeno iniciático que rodea al Hombre, y que una vez que
empieza a desarrollarse lo diferencian claramente de cualquier especie animal y
lo transforman también en integrante de una elite entre los Hombres mismos. El
Hombre, al plantearse interrogantes y propo-nerse vías de explicación de las
mismas pasa por ciertos estados o hitos; fenómenos cons-cientes que, al planteárselos,
simultáneamente va siendo objeto de los mismos. Hé aquí al-gunos de esos
hitos importantes:
a)
Nacimiento en Sabiduría;
b)
Despertar de Conciencia;
c)
Punto de Partida;
d)
Camino de Auto-Conocimiento;
e)
Síntesis Axiológica.
II.a)
Nacimiento en Sabiduría.
Queremos destacar que, en algún momento del devenir humano, un
acontecimiento (casual o buscado), por ejemplo: una ceremonia (el caso de una de
Iniciación), el falleci-miento de un ser querido, un fenómeno de la naturaleza,
etc., como punto de inflexión de-sencadena un proceso muy gradual, casi nunca súbito,
de morir para una forma de vivir y de ver la vida y nacer para una renovada y
distinta manera de existir.
Esta experiencia o acontecimiento es una marca al rojo en nuestra
conciencia asertiva; nos señala caminos para superar la superficialidad de las
cosas e introducirnos en lo más profundo de ellas y nos guía en la búsqueda
de enlazar la experiencia originante con la fuente primigenia de nuestra
mismidad. Nos presenta un intento de compenetrarnos de la realidad en que vivíamos
y de su diferencia con esta realidad nueva que está naciendo y que empezamos a
percibir.
II.b)
Despertar de conciencia.
De ser individuos inermes en nuestra pequeñez y en nuestra simplicidad,
y autómatas guiados fundamentalmente por los instintos animales, comenzamos a
ser personas distintas luego del shock que es el punto de inflexión. Nuestro yo
comienza a transformarse gradual e individualmente, de acuerdo a nuestro propio
“tempo”. Comen-zamos a ser más íntegros y coherentes de lo que fuimos y
menos de lo que potencialmente seremos en el futuro. Empezamos a comprender que
aunque posiblemente mejores, somos aún abrumadora y permanentemente
perfectibles. Esta conciencia de perfectibilidad es una de las grandes
diferencias entre un iniciado y un no-iniciado, entre un Masón iniciado de
hecho y un profano.
II.c)
Punto de Partida.
Es indudable que si nuestra razón nos indica en un momento dado de
nuestra vida que hemos obtenido ciertos logros aparentemente valiosos, nuestra
intuición emotiva se presenta para indicarnos que siempre hay un escalón más
que subir en nuestra ruta de vida. No se trata de ambición desmedida por bienes
materiales. Una característica del Hombre Iniciado es su inconformismo positivo
hacia la relación entre su esencia y su existencia. Tratar de ser siempre
mejores, de estar en situación de proporcionarnos mejores respuestas a las
preguntas claves, que en cada escalón nos den cierta tranquilidad para poder
seguir trabajando en desentrañarlas más agudamente. Por ende, si hemos sido de
alguna forma iniciados y, concretamente, si como masones hemos pasado por la
Ceremonia de Iniciación, debemos tener prístinamente claro que la Iniciación
es sólo un Punto de Partida, algo muy importante, pero no más que eso:
el comienzo de algo que depende de nosotros solamente.
II.d)
Camino de Auto-Conocimiento.
El Hombre Iniciado transita por un camino muy singular. Es un camino que
no tiene fin y que se dirige especialmente hacia su interior, hacia su
conciencia y hacia su emoción. Pero en la medida que va conduciéndose más hábilmente
en su camino al Yo, paulatinamente va capacitándose para comprender mejor a sus
prójimos, ganando en empa- tía y así saber ayudarlos y serles útil. El
camino del Auto-Conocimiento del Hombre Inicia-do, del Masón por antonomasia,
permite transitar simultáneamente por dos pistas en sentido inverso. No hay
contradicción alguna; mientras más nos
perfeccionamos como individuos, mejores
entes sociales somos. Somos Yo pero formamos parte del Nosotros.
II.e)
Síntesis Axiológica.
En el Hombre Iniciado, en el Masón propiamente tal, su vida se
transforma en el ejercicio de ciertas normas de convivencia y de acción, que
son básicas para nuestra Augus-ta Orden aunque no necesariamente
para la profandad en general.
La Iniciación Masónica señala una vía de estudio y práctica de
cierto tipo de com-portamiento peculiar y distintivo de sus integrantes. A través
de la vivencia del ritual trata-mos de desenvolver nuestras capacidades para
desarrollarnos de acuerdo a lo que cono-cemos como virtudes masónicas, que no son otra cosa que realizar nuestros
actos en torno a ciertos valores que, además de sernos muy caros, permiten una
interrelación mejor entre quienes conforman la sociedad. Podemos mencionar: la
Caridad, la Tolerancia, la Fraterni-dad, la Solidaridad, el Sentido de Justicia,
el Amor al Prójimo, la Honradez, etc.
III
CONCLUSIONES.
El Hombre Iniciado – cuyo arquetipo es el Masón – forma parte de un
grupo selec-to que desea y necesita sobreponerse a la simple satisfacción de
necesidades básicas y estre-chas y a la mediocridad en todo sentido que de ella
emana; en general deberá sobreponerse al conformismo. La Orden le exige que sea
perseverante en sus esfuerzos por lograr la ca-pacidad para una explicación
global de la realidad y su traducción en una acción que busca siempre
mejorarlo a él y a la sociedad, y le proporciona medios de reflexión
conducentes a un comportamiento que signifique permanentemente un proceso
irreversible de perfectibi-lidad.
El Hombre Masón Iniciado siempre va ascendiendo por las escarpadas
laderas de la montaña; cada uno según su propia posibilidad y resistencia, con
perseverancia y dedica-ción. Nunca se da por vencido, aunque sabe que la montaña
tiene una cima que, a medida que creemos acercarnos a ella se va alejando de
nosotros. Pero los Masones no somos Prometeos sin esperanza. Por el contrario, estamos convencidos de
que, cada vez que ascendemos un trecho, nuestra piedra bruta va teniendo más
pulidas sus aristas. Por ende, nuestra explicación del mundo y nuestro
comportamiento con los demás estará más lleno de virtudes y puede (o debiera)
ser ejemplo para que todas las hebras que se entrelazan for-mando la trama del
tejido social vean que es posible que, siendo individualmente mejores, podemos
mejorar las relaciones entre quienes la integran. La sociedad adquiere así
estabi-lidad sana y con permanencia en el tiempo cronológico, basada en Equidad
y Justicia, en fin, en Amor.
Un verdadero Hombre Masón Iniciado ha llegado a tener:
i)
Conocimiento de sí mismo y conocimiento del mundo;
ii)
Dominio de sí mismo y decidida capacidad de acción en el mundo; y
iii)
Ennoblecimiento de sí mismo transformado en aspiración a la dicha en la
vida de la Humanidad en todos los ámbitos.
Debemos
recalcar que el Hombre Iniciado no necesita ser adoctrinado; su cambio de nivel
de conciencia ocurre cuando él devela por sí mismo la relación entre el Yo y
el Universo.
Podemos
resumir que la gran visión del Iniciado emana de su explicación coherente del
AYER, practicada en el HOY, lo que le da firmes esperanzas en un MAÑANA mejor,
a partir de la absoluta convicción de la necesidad imperiosa de
SER MEJORES CADA
DÍA
PARA QUE CADA DÍA LA HUMANIDAD
SEA MEJOR.
BIBLIOGRAFÍA.
*
Lehnhoff, Eugen. “Los Masones ante la Historia”, México, 1979.
*Planchas
varias, diversos autores.
*Apuntes
personales del autor.
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