INTRODUCCION
1. El Origen
Los orígenes de la filosofía y el pensamiento Masónico se pierden en
la nebulosa de los tiempos primigenios. No obstante, y sólo considerando el escenario de la Era Corriente (d.C.),
una cadena de hechos pueden ser ubicados en secuencia evolutiva, y en
esa ruta histórica la Masonería ha ido conceptualizando y conformando
su simbolismo operativo. Por ejemplo, el ocaso del Imperio Romano, el
Oscurantismo, la Santa Inquisición, la Edad Media, el Renacimiento, las
Sociedades y el advenimiento de las primeros Reinos y Ciudades, el Comercio
entre Asia-Europa-el Mediterráneo, el descubrimiento de América, las Guerras,
las Religiones poderosas
justificando su Universalidad, la construcción por doquier de Puentes, Templos
y Catedrales, los procesos de Independencia y Libertad de Reinos y Naciones, la
Revolución Industrial, la reivindicación Social de la clase trabajadora, el
Comercio global, y el desarrollo
impresionante de la Ciencia y la Tecnología, entre muchos otros eventos emblemáticos
que, en el transcurso de esta Era Corriente, nos ubican ahora en los albores del
Siglo 21.
A través de esta “ruta histórica”, la Masonería se ha concebido a
si misma, ha viajado rebasando fronteras, ha evolucionado, ha trascendido, ha
persistido, y se ha desarrollado en paralelo, con frecuencia inmersa en aquellos
capítulos de la Historia, desarrollando una labor trascendental, a veces
observante, a veces proactiva, a veces reactiva. Pero siempre atenta a que los
valores supremos de Tolerancia, Igualdad, Fraternidad y Legalidad, se antepongan
sin cortapisa para preservar la dignidad y el respeto a todas las razas, credos,
religiones y naciones, en bien de la Humanidad.
Y ha sido en el “tránsito de esa ruta histórica”, cuando el Siglo
18 sacude a los grandes pensadores de la Masonería para tomar “decisiones de
contexto”. Entonces se acuña las emblemáticas fechas del 24 de Junio de 1717
(festidad de San Juan Bautista) para unir lo disperso, para unificar una línea
de pensamiento, cuando ocurre la federación de cuatro logias no operativas creándose
la Gran Logia de Londres y de Westminster, que en 1738 pasaría a llamarse la
Gran Logia de Inglaterra, la más antigua y honorable Sociedad de Masones
Aceptados y Libres; y luego el año
1723 con la aparición
del Libro de las Constituciones de los Francmasones de James Anderson,
pastor Anglicano nacido en Escocia, con el propósito de normar origen, filosofía, tradición, restricciones, conducta, ética, y ritual de los Masones tanto operativos, como simbólicos,
libres y aceptados (Jacq, 1975; Ridley,
1999; Hurtado, 2001; Martínez Otero, 2005).
2.
El Enfoque
Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde entonces y con esa óptica
he leído con detenimiento la Plancha de Trabajo de Portillo López (1998). Al
leer su pensamiento, clamor y crítica,
justo al umbral del Siglo 21, me parece que no es cosa menor cuando plantea
-y lo hace con signos de interrogación-,
remecer la conciencia Masónica hacia, Nuevos hábitos?, Nuevas rutinas?,
Nuevas ideas?, Nuevos instrumentos?, Nuevos programas?. Reconozco que debe
analizarse con cuidado ese Trabajo para otorgarle un justo y perfecto peso específico;
pero sin embargo, deseo “comprender cabalmente” las palabras de Portillo López
(en 1998, Presidente de la Gran Comisión de Divulgación Ideológica y
Doctrinaria de la Masonería).
Desde lo más profundo de lo positivo de mi pensamiento Masónico,
y en lo modesto de Este mí ensayo, anhelo colaborar con ese clamor
planteado desde hace 10 años. Pero sobre todo anhelo ser congruente con
el “paradigma Masónico”:
que el Masón se construye a si mismo, nadie le impone teología ni
dogmas, sino que desde su iniciación se le conduce por el camino del estudio y
la virtud, teniendo la libertad de decidir a futuro el sentido de su propia
evolución en busca de la verdad.
El tiempo ha transcurrido y no regresa. Los 20 siglos anteriores se han
esfumado. Nuestro escenario en el Universo es otro. El mundo social y económico
continúa evolucionando. Hoy mismo se crean nuevos países. El Universo está
inquieto. Las Naciones continúan en busca de su propia definición. La
Naturaleza se siente incómoda. Los recursos naturales se agotan. La pobreza
aumenta. La Ciencia y la Tecnología han avanzado -desde fines del Siglo 19 con
la Revolución Industrial y sobre todo en el Siglo 20- de manera inconmensurable,
tratando de resolver el atraso global de la Humanidad inducido durante el
Oscurantismo y la Edad Media. Y a mi modo de ver, como científico y Masón, me
gustaría ver a mi Logia Madre preocupada de insertarse cuanto antes en el Siglo
21, en el contexto del escenario que se avecina. Escenario que se abre paso para
aprisionar la filosofía de la Masonería, el futuro de nuestros hijos, nuestros
nietos y los nietos de nuestros nietos. Para posesionarse del futuro del Hombre
y la Sociedad del Siglo 21. Para condicionar con evidente incertidumbre la
quimera del Desarrollo Sustentable y la conducción política de los Pueblos.
DESARROLLO DEL TEMA
De los elementos principales que componen la sostenibilidad
medioambiental (…lo que es socialmente deseable, económicamente factible,
ecológicamente viable y jurídicamente permisible); en Este ensayo, me referiré
solamente a tres temas que son de alta prioridad en los albores del Siglo 21.
Que influirán en toda la Humanidad incluida en ella la Masonería. Esto es,
economía y ecología, cambio climático, y crisis energética.
Los Masones tenemos
convicción que esta visión traería un orden social superior y un mundo
construido sobre cimientos de paz. Apostar a la prudencia, empezar a prevenir
desde ahora mismo, es mucho menos arriesgado –cuando menos, mucho menos
costoso- que seguir como si no pasara nada. El desarrollo sostenible es aún
posible, pero a condición de que se produzcan cambios radicales en los
mecanismos de decisión y en la mentalidad de los que deciden.
1. Economía y Ecología
Por la acción del Hombre, el metabolismo planetario está perturbado y
se autoconsume, avizorándose consecuencias a todas luces catastróficas. Dice
Goodland y colaboradores (1997) “…es el efecto de una economía guiada por
la única razón del “beneficio” y por el espejismo del crecimiento
ilimitado”. De sus estudios hemos aprendido que la acumulación del “capital humano”, cada vez en menos manos controladoras, está
destruyendo el “capital natural”, base de la vida en el planeta y principal
insumo del propio sistema económico.
Los límites ya están sobrepasados. Remediarlo requiere la cooperación de toda
la Humanidad, y la generalización de la razón ecológica.
No obstante, el “realismo político mundial” iluminado por un triángulo
“obtuso” y no “equilátero”, arrastrado
por una supuesta racionalidad económica y por el dogma de los supremos
infalibles mecanismos automáticos del mercado, descarta la necesidad de cambio,
o no se atreve a emprenderlos. El Informe
Bruntland (CMMAD, 1987) popularizó el concepto de “desarrollo sostenible”,
pero no tuvo en cuenta que los límites del crecimiento, ni siquiera lo imponen
ya los recursos naturales agotables, sino la capacidad del planeta de asimilación
de residuos, basura y contaminación. Bajo el sistema productivo actual, la acción
del Hombre destruye, entre otras cosas, 25 mil millones de toneladas de suelo fértil
por año. La pobreza crece, los recursos alimentarios se destruyen, la
contaminación cubre todas las fronteras, el factor limitante es el colapso del
“capital natural”, y se ha olvidado por completo que, el origen de las
civilizaciones, de la cultura y de la evolución de la Humanidad, ha sido el
“capital natural”, la productividad de los ecosistemas, y la “limpieza”
de los fenómenos que condicionan la persistencia de la vida sobre el planeta.
Es muy frecuente escuchar en los más diversos foros, argumentos
encontrados entre políticas económicas eficientes y la conservación del medio
ambiente. Dichas posiciones se sustentan en algunas evidencias empíricas que
mostrarían una asociación positiva entre contaminación (producción de
desperdicios) y progreso económico. En los últimos años, numerosos
economistas han comenzado a investigar las relaciones entre eficiencia económica
y calidad ambiental. Alguna evidencia sobre el particular permitiría pensar que
esta aparente dicotomía puede ser falsa y que políticas económicas eficientes
también pueden resultar beneficiosas para el ambiente (Costanza, 1990); pero
lamentablemente no es la tendencia que prevalece (Yáñez-Arancibia y
colaboradores, 2008). La economía ecológica es un enfoque transdisciplinario
para comprender y manejar la ecología y la economía, disciplinas cotidianas en
nuestro mundo, para fortalecer el desarrollo sustentable en escala local,
regional y global.
Dice Day y colaboradores (2006) “…la estabilización del nivel del
mar hace 7 mil años atrás indujo significativamente el rápido advenimiento de
las civilizaciones prístinas que surgieron cerca de las zonas costeras por la
alta productividad natural en esas regiones, que les aseguraba agua, suelo fértil,
alimento, energía, y protección… Así fue el caso en la costa de Perú, de
Meso América, de Egipto, India, China, Persia, Israel, entre otras…”.Es
decir, la Madre Naturaleza y sus ciclos hidrológicos, edafológicos, climáticos,
solares, y de productividad natural de sus recursos naturales, estuvo dispuesta
sabiamente para condicionar el inicio evolutivo de las sociedades primigenias.
También es cierto que en épocas pasadas, el “sistema económico” era
relativamente reducido respecto a las dimensiones del ecosistema global.
Actualmente ocurre todo lo contrario, en la que el “sistema económico” es
muchísimo más grande que el ecosistema global o “sistema natural”.
El crecimiento basado en el caudal de transformación, de productos y
servicios, o de recursos consumidos, no es la vía para llegar a la
sostenibilidad. El ecosistema global, fuente de todos los recursos que necesita
el sistema económico, es finito y tiene una capacidad de regeneración y
asimilación limitada. Dramáticamente, parece poco probable que el planeta
pueda soportar una economía que está sobrepasando cualquier límite previsto.
El mundo ya no está “vacío” como lo era hace 7
mil años. Será inevitable que durante el Siglo 21, se duplique el número
de personas que intervendrá en la economía humana consumiendo recursos y
sobrecargando el planeta con desechos urbanos e industriales. En el Siglo 21
seremos casi 10 mil millones de habitantes en el Planeta. Las luces rojas ya están
encendidas.
2.
Cambio
Climático
Las
evidencias científicas y tecnológicas son contundentes (IPCC, 2007). Está habiendo un incremento en la temperatura del aire y del agua del
planeta, un ascenso en el nivel medio del mar,
y cambios en los patrones de lluvias. El debate en la comunidad científica
ya no es sobre si existe ó no el cambio
climático, sino sobre los mecanismos específicos que inducen el cambio y
cuales serán las magnitudes en el futuro.
El principal disturbio sobre los ciclos naturales lo ha causado el impacto
humano del desarrollo social y económico. Un buen ejemplo es la concentración
del Anhídrido Carbónico CO2 y otros gases de efecto invernadero que
están calentando la atmósfera y la superficie de los océanos.
Ya no quedan dudas que
después de la Revolución Industrial iniciada en Europa en el siglo 19, el
incremento de la concentración de CO2 atmosférico es evidente y
probablemente se triplique para fines del Siglo 21.
El cambio climático global representa el principal riesgo ambiental para
la costa Atlántica de México y los Estados Unidos, mucho mayor que en
cualquier otra región del continente Americano. Lluvias, sequías, vientos,
huracanes y oleaje, están mostrando patrones atípicos casi impredecible y
teniendo como el principal insumo el calentamiento del océano especialmente en
el Atlántico norte occidental, induciendo un “túnel térmico” que
atraviesa el gran Caribe y llega con valores máximos al Golfo de México (Yáñez-Arancibia
y Day, 2005). Estos eventos impactarán cada vez más los litorales en su costa
Atlántica de México y los Estados Unidos.
El efecto se magnifica debido a la
composición sedimentaria de la planicie costera del Golfo, a los deltas de los
ríos en franca erosión, a los
humedales costeros severamente disturbados por el desarrollo económico e
industrial, al efecto de subsidencia
o compactación de sedimentos costeros, todo combinado con el ascenso del nivel
medio del mar que se estima en más de 50 centímetros para los próximos 80 años
según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2007) en su último
informe de Febrero de 2007.
Entonces estamos frente a un escenario dramático de alto riesgo ecológico
en tiempo real. Estudios señalan
que, para la costa Mexicana del Golfo, de
mayor riesgo aún son las áreas de Laguna Madre, la
Laguna Alvarado y delta del Papaloapan,
los Pantanos de Centla y la Laguna de Términos del delta Grijalva/Usumacinta,
y Sian Ka’an y la Bahía Chetumal
en la costa Caribe, por nombrar algunas regiones emblemáticas, con extensos
humedales y con alta concentración
urbana, industrial y turística. En este tema, el desarrollo sustentable tiene
mucha incertidumbre.
La gran enseñanza que esto está dejando desde el punto de vista
cultural en la sociedad, es que ya
ha aprendido que la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos y
meteorológicos se están magnificando y son repetitivos.
También el sector privado está apreciando el origen del problema, internalizando los riesgos y evaluando el costo/beneficio del
desarrollo para la sustentabilidad económica de sus actividades. Y el sector
político encargado de la toma de decisiones,
ya no tiene dudas de que el cambio climático debe ser un componente
fundamental del desarrollo económico y social, de legislaciones, presupuestos y
regulaciones pertinentes, y con planes de contingencia oportunos y eficientes
para proteger a la ciudadanía. Por lo tanto, estamos justamente en el umbral de
entender que la piedra angular para contender con esto, es la “planificación
ambiental estratégica” para el desarrollo sustentable.
3. Crisis Energética
La
sociedad se encuentra frente a un problema sin precedente. La producción de
petróleo en el mundo ha terminado de crecer y ha comenzado el declive de este
energético fósil no renovable (Deffeyes, 2005). Por primera vez, desde la
Revolución Industrial, este energético no estará disponible en las cantidades
que la demanda requiere, y eso será antes
del primer tercio del Siglo 21. A esto se le denomina la “crisis del
petróleo”, y constituye una de las preocupaciones prioritarias de la
humanidad.
En 1969, M. King Hubbert publicó la predicción de la producción futura
del petróleo, un reporte del Consejo Nacional de Investigación de los Estados
Unidos denominado “Energy Resources”, cada vez más cabalístico. En esencia, las
predicciones estiman que el máximo de producción de petróleo se alcanzó
entre los años 2000 (2.1 trillones de barriles) y 2005 (2.01 trillones de
barriles). Ahora la humanidad va en franco descenso en sus requerimientos de
energía.
Qué tiene que ver la crisis energética con el cambio climático?
1). Ambos fenómenos se producen como consecuencia del modelo energético
basado en consumo masivo y creciente de combustibles fósiles.
2). Todavía continúa el disfrute de las ventajas de los combustibles fósiles…
Pero, desde ahora, sufriremos
los inconvenientes combinados: el cambio climático en ascenso, la escasez de
energía en colapso, el costo de la energía incrementándose, y los recursos
naturales globales es franco descenso.
Un panorama patético entre el medio ambiente natural y el desarrollo económico.
Crítico para el desarrollo sustentable de la humanidad.
La predicción de Hubbert
en 1965, que la producción de petróleo de los Estados Unidos llegaría a su máximo
en los años 70s, fue esencialmente correcta. La predicción de Hubbert en 1969,
que la producción de petróleo en el Mundo llegaría a su máximo en el año
2000, fue correcta. Ahora el declive es inminente.
Para el caso de México el problema ya está a la vuelta de la esquina.
El Panel de Expertos a nivel nacional, con especialistas de la UNAM, el IPN y el
Instituto Mexicano del Petróleo, reunidos en Enero de 2007 puntualizó que las
reservas de petróleo del país difícilmente rebasaran el
año 2016, lo cual fue ratificado por el Presidente de la República en
su Mensaje aludiendo el Informe que Guarda la Administración Pública del 1 de
Septiembre de 2007.
Hace 20 años debieron haber comenzado en el mundo las investigaciones
sobre estrategias de energía alternativa. Esa oportunidad ya se perdió. Una
vez más la Humanidad reacciona tardíamente. No será nada fácil el desarrollo
sustentable en los años inmediatos.
La Humanidad se acerca a
un umbral de insospechadas consecuencias, sobretodo porque el 75% de la población
del planeta no tendrá posibilidades económicas para acceder a incorporar el
costo ($) de la energía disponible en su vida cotidiana.
Mucho antes del año 2020 el barril de petróleo habrá rebasado los 200 dólares
en promedio mundial. La “crisis energética” será otro factor clave que
pondrá el desarrollo sustentable contra la pared.
CONCLUSION
A. Cómo se inserta la filosofía Masónica en este contexto?
Una primera aproximación la encontramos en el Triangular, su Simbolismo y
su Interpretación. En el lado izquierdo del Triángulo leemos la palabra Isis
como el símbolo de la Tierra, en el lado derecho leemos la palabra Osiris como
representativa del Sol, y en la base la de Horus como alegoría de nuestra Madre
Naturaleza; es decir, el producto de la Unión de la Tierra y el Sol, para
ejercer su Obra de Producción y Reproducción de todo lo que existe sobre
nuestro planeta. Esta figura es representativa de la propia Naturaleza del
Universo, simbolizando a las tres fuerzas primordiales -agua, aire y fuego-, que
los antiguos conocían para proporcionar la Vida y el Vigor. También es emblemático
de la Germinación, de la Generación y de la Regeneración de la Vitalidad del
Universo.
Consiguientemente, si el Triangular Masónico simboliza también a las
Leyes Inexorables que rigen a la naturaleza, debe interpretarse también que es
nuestro deber como Masones conocer a todos esos fenómenos que parecieran “incomprensibles”,
que encierran algún “secreto”, o bien que representan algún “misterio”.
Dice Terrones Benítez y León García (2002) “nosotros
los Masones sabemos perfectamente que la Naturaleza sólo da a conocer sus
Secretos a quienes de una manera constante y decisiva, se dedican a investigar,
a estudiar y a descubrir todos sus Fenómenos”.
Por lo tanto, si nos proponemos a investigar y a estudiar a los Agentes,
a las Causas y a los Efectos que producen a esos Fenómenos, es indudable que
llegaremos a comprender que son una serie de Evoluciones, tendientes a mantener
al Mundo en constante actividad, puesto que esas funciones tienen como finalidad
proporcionar nuevo Vigor y nuevas Vidas a todo lo creado por la Madre Naturaleza,
en ciclos infinitos que la hacen Inmortal. Por lo tanto,
si la Masonería trabaja en conservar la Inmortalidad de la Naturaleza,
asegura la Inmortalidad de la Humanidad. Como Masones tenemos una obligación
histórica de enterarnos de los factores que tienen a la madre Naturaleza
“afligida y en condición crítica” y como consecuencia, aprisionando
nuestra filosofía e ideales, y condicionando severamente el futuro de nuestros
hijos y nietos.
B. Como se inserta la
filosofía Masónica en este contexto?
Dice Bialoskornik (2002) “Uno de los
postulados de la Masonería es la de colaborar: en búsqueda de soluciones que
hagan la felicidad humana, y de la igualdad de oportunidades que mejoren al
condición humana en espíritu y costumbres. Es decir, Humanizar por medio de la
Masonería lo inhumano de la Ciencia, que no puede dar respuesta al conflicto
social que se produce como consecuencia de la falta de justicia en la distribución
de la riqueza social que la misma sociedad contribuye a crear. A ello debe
tender el pulimento de la Piedra Bruta. Sólo una formación Masónica adecuada
destinada a establecer nuestra presencia activa en los marcos de decisión,
permitirá y hará factible lograr un mundo más justo y feliz”.
Sobrada razón podemos ver en el planteamiento de Bialoskornik para
entender que la Masonería no puede soslayar su papel trascendente frente a
estos problemas, que no son del futuro, ya están aquí y han llegado para
quedarse induciendo gran incertidumbre en el
futuro de la sociedad.
C. Cómo se inserta la filosofía Masónica en este contexto?
Por otra parte, todos los Masones sabemos que las funciones Fisiológicas
del Hombre para preservar su especie biológica le obligan a estar en contacto
con la Naturaleza, dentro de cuyas leyes se encuentran catalogadas todas sus
funciones físicas y biológicas del individuo, sus requerimientos de bienestar
personal y familiar, y las necesidades sociales. Por esas sólidas razones, si
el Hombre se aparta o no cumple con esos sublimes principios, sufre -sin
distinción- las consecuencias de
su falta de entendimiento para desempeñar el papel que está llamado a
representar dentro del Seno de todo lo Creado por la Naturaleza, en donde cada
Cosa o cada Causa, cada Origen, cada Proceso y cada Resultado, se considera una
“Inducción de la propia Naturaleza”. Los Masones conocemos del Mandato de
la Madre Naturaleza, misma que se impone, por medio de las Costumbres
Humanas, para establecer las relaciones familiares, el roce social, el
devenir económico, y los lazos de Unión que ligan a todos los Pueblos.
Por lo tanto, aprender a conocer los “secretos” o los “misterios”
que atesora nuestra Madre Naturaleza, señala que estamos obligados a conocernos
a Nosotros Mismos, que debemos identificar y conocer a nuestros Semejantes y, en
esa ruta, nos acercamos más hacia la conceptualizacion y comprensión del Gran
Arquitecto del Universo, y a la Naturaleza como su Obra Divina,
a través del camino que nos marcan sus Fenómenos, Causas y Efectos.
Parece inevitable para los Masones del Siglo 21, eludir esta responsabilidad por
el bien de la Humanidad.
Final.
Nada de la filosofía milenaria del Triangular de la Masonería ha cambiado
en el Siglo 21. Lo que sí ha cambiado es el brutal desbalance que el Hombre ha
provocado entre “consumo” y “sostenibilidad de los recursos naturales”,
entre “consumo” y “producción de basura y contaminación”, entre
“consumo” y “producción y reproducción” de la Naturaleza. Es decir, el
Hombre -incluido en ello a los Masones- nos estamos consumiendo a la Madre
Naturaleza sin racionalidad.
Para los que estamos comprendiendo la realidad Científica y su vínculo
con las enseñanzas Masónicas, podemos distinguir lo que es un Legado de
Conocimientos Morales, de Honor, de Virtudes y de Sabiduría Profesional.
Entonces al intentar “unir Ciencia y Masonería en el siglo 21”, resulta
sencillo interpretar el pensamiento de Terrones Benítez y León García (2002)
cuando expresa “…dentro de los principios inmutables que nos impone el Sagrado Deber de
Enseñar al que no Sabe, de dar de Beber al Sediento, y de proporcionar la
Comida al que hambriento suele llamar a nuestra puerta, por ese solo hecho el
Masón siempre será Útil, siempre será Grande, y siempre será Inmortal, por
su dedicación al Estudio, al Trabajo, y a cultivar un alma Noble que le ayude a
lograr la felicidad del Género Humano…”.
En estos albores del Siglo 21, la Masonería sigue siendo la incomprensión de muchos, en gran medida por la
incapacidad profana de acercarse al escenario de una experiencia particularmente
desconocida. No obstante
la ruta histórica a través de la cual la Masonería ha ido conceptualizando y
conformando su simbolismo operativo, a lo largo de tantos siglos, quizá
milenios, en este Siglo 21 continúa vigente la reflexión de las preguntas:
Hacia dónde va la Masonería?, Qué le espera en este Siglo 21?. Martín-Albo
(2005) es acertado en su reflexión sobre estas preguntas cuando piensa que, en
tales circunstancias, el ser humano actual y el de hace mil años, ¿se
parecen?, ¿somos tan distintos de aquellos?, ¿tenemos los mismos miedos
medievales?. Es muy probable que aquellos mismos temores que invadieron a los
primeros Masones sigan formando parte de nuestras vidas contemporáneas.
Desde mi perspectiva, es
muy probable que las “oscuridades profanas” aparentes y milenarias del ser
humano no hayan cambiado excesivamente en este umbral del Siglo 21. Pero, sin
embargo, ahora en este escenario contemporáneo estamos enfrentados a un nuevo
“menú” de temores, como la miseria humana, las nuevas enfermedades en
descontrol como el cáncer, el sida, la diabetes, entre otras, la violencia
intra urbana, y la incertidumbre de un desarrollo social y económico que se
tambalea severamente por el cambio climático, la crisis energética, y la
economía desbordada. Me parece que si la Masonería milenaria pudo pasar del
misticismo medieval al racionalismo, de lo operativo a lo simbólico, del
liberalismo al socialismo, de la artesanía a la tecnología, del empirismo
observante a la filosofía profunda, del dogmatismo al conocimiento crítico;
entonces tiene a su favor el
conocimiento, la enseñanza y el cúmulo de experiencia de centurias, con enorme
ventaja para enfrentar el desafío del Siglo 21. Esto me parece crucial, porque
como dice Martín-Albo (2005) “…la Francmasonería ha iniciado su séptimo milenio de “Verdadera
Luz” y todavía en el Siglo 21 parece estar muy lejos de haber alcanzado su
punto final...”. Hay
mucho de positivismo en ese pensamiento de Martín-Albo.
Paradójicamente, el Hombre irracional que no logra devastar su Piedra
Bruta tiene la capacidad de destruir la Obra Divina del Gran
Arquitecto del Universo. Para no “apartarnos” del Triangular en este Siglo
21, los Masones deberemos ser los primeros en reaccionar con autocrítica y
proponer con altura de miras lo que corresponde para asegurar y sostener en el
tiempo los ciclos Inmortales de la Naturaleza. Esto es congruente con tener
“fe en nuestros ideales”, la “esperanza
en lograrlos” y “por
amor a la Humanidad”.
Termino
con un pensamiento personal que me acompaña desde décadas.
“Nada
gratifica más al final del camino que haber empleado la vida construyendo
verdades”
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