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PLANCHAS MASONICASPor el Ven. Hermano WILLIAM ALMEIDA DE CARVALHO 33GENERAL ABREU E LIMA
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“Propugnador
esforzado de la libertad de conciencia”. Lápide de Abreu e Lima *1794 - †1869 “Fue
uno de los más fervorosos masones que propaga ron la Institución en Venezuela
en colaboración con el General Francisco de Paula Santander; este brasileño
insigne, fue uno de esos fogosos masones revolucionarios de la época” Américo Carnicelli I
- Introducción
Los diarios brasileños
publicaron en Septiembre de 2005 que la Petrobrás en parcería con la empresa
petrolífera venezolana PDVSA montarán una refinaría de petróleo en el
Complejo Industrial Portuario de Suape en Pernambuco, Brasil, y cuyo nombre
seria General Abreu e Lima, un brasileño que es héroe en Venezuela y un
ilustre desconocido en Brasil.
Será el mayor proyecto de toda la historia de Pernambuco. Antes
de ser escogido Pernambuco, el proyecto era disputado por varios Estados
nordestinos. La Refinería
Abreu e Lima, como deberá ser llamada, en homenaje al general pernambucano que
luchó junto con Simón Bolívar por la independencia de Venezuela, recibirá
una inversión de US$ 2,5 mil millones a US$ 3 mil millones. Irá procesar 200
mil de barriles de petróleo por dia, producir 10 mil empleos, durante los cinco
años de su construcción, y 1,5 mil empleos después de instalada.
El General José Inácio de Abreu e Lima desempeña un papel menor en la
história del Brasil, más en la Gran Colombia, reunión de Venezuela, Colombia
y Ecuador, soñada por Bolívar, al lado de quien combatió en la lucha por la
independencia, su nombre está inscrito en el Panteón de la Patria en la
principal avenida de Caracas.
En el Brasil, Abreu e Lima
comenzó como liberal radical, transformándose con el tiempo, por las agruras y
experiencias de la vida, en un liberal moderado y, al final de su atribulada
vida, en un simpatizante del socialismo utópico.
De la cuna al túmulo, en su agitada y sufrida vida, pues presenció el
fusilamiento de su padre – Padre Roma – por motivos políticos, al que por
los mismos motivos le negaron sepultura religiosa, como se verá más adelante.
Tuvo una vida rica de aventuras y luchas, pues pocos hombres de su tiempo
podrían haberse relacionado con su padre, el Padre Roma, con Simón Bolívar,
José Antônio Paez, Francisco de Paula Santander, Antonio José de Sucre,
Carlos Sublette, Luiz Felipe de França, Emperadores D. Pedro I y D. Pedro II,
los liberales y conservadores de la Regencia y del Imperio, Evaristo da Veiga,
Padre Feijó y tutti quanti. Su vida es un largo periplo que comienza en Recife,
donde nació y regresó para fallecer. Visitó, obligado o no, diversos países
y ciudades: Rio de Janeiro, Angola, Olinda, Salvador, Estados Unidos, Gran
Colombia, Gran Bretaña, Europa, de novo, Rio de Janeiro y terminando en Recife.
Abreu e Lima fue el nexo entre los radicales de Recife – Padre Roma,
Frei Caneca, Cipriano Barata y tantos otros – pasando por los republicanos de
la Gran Colombia hasta el socialismo utópico de Saint-Simon, Fourier, Owen y el
radicalismo social religioso de Lammenais.
Este artículo busca rescatar la figura impar de Abreu e Lima y los datos
sobre el General fueron retirados del libro del prof. Vamireh Chacon, de la
Universidad de Brasília, titulado Abreu e
Lima – General de Bolívar, Ed. Paz e Terra, RJ, 1983. Brasil posee muchos héroes nacionales y figuras de gran proyección. Nuestros héroes, sin embargo, son limitados por las fronteras nacionales, extensibles a Portugal. Figuras continentales, como Abreu e Lima, o extracontinentales, como Hipólito José da Costa, son rarísimas. Se trata, pues, de colocar Abreu e Lima em um pedestal más apropiado a su dimensión impar. II
– Quien fue Abreu e Lima?
El puerto de Recife, siempre
fue la puerta de entrada de la principal capitanía del Brasil: la de Pernambuco.
Durante 300 años, Recife fue el centro económico y cultural del noreste
brasileño, de los sertones del rio Jaguaribe en el
Estado de Ceará, a los del
San Francisco por el Estado de Bahia hasta los confines del Estado de Minas
Gerais. Al lado de Olinda, su antigua señora, asistió a las invasiones
holandesas, a las diversas
revoluciones y a la instalación de los primeros cursos de Derecho en Brasil.
El influjo de mercaderías e ideas encontraron resonancia en el puerto do
Recife. La Conjuración de los Suassunas fue una de las primeras conspiraciones
en el noreste. El Areópago de la pequeña ciudad de Itambé ya exhalaba su humo
masónico revolucionario en la circunscripción geopolítica de Recife. Es en ese
contexto que surgieron las revoluciones liberales radicales de Pernambuco de
1817 y de 1824. Ya en esa época la masonería se hacia presente, pues en el año
de 1801 se crearon las primeras logias masónicas en Recife.
José Inácio de Abreu e Lima nació en Recife el 6 de abril de 1794 en
una familia rica, dueña de fábricas de azúcar. Su padre heredó
la gran hacienda del “Engenho Casa Forte” en las cercanías de la
propia ciudad. Su padre – José Inácio Ribeiro de Abreu e Lima, casi el mismo
nombre del General menos el Ribeiro – nació también en Recife, en 1768, y
poseía un temperamento arrebatado, que transmitió a los hijos. Solamente los
hijos de padres nobles podían servir como cadetes en la Academia Militar
portuguesa y a eso el General se iría a referir futuramente, recordando a sus
cuatro abuelos nobles. Muy joven el padre del General, perteneció al Convento
do Carmo, en la ciudad de Goiana, con el nombre de Frei José de Santa Rosa. Sus
recursos intelectuales y materiales le permitieron estudiar en la Universidad de
Coimbra, en Portugal, donde se graduó en Teología y de allí se transfirió
para Roma, donde fue ordenado por el cardenal Ludovisio Bernabé Chiaramonte,
futuro Papa Pío VII. Dejó la sotana en 1807 para casarse y retorno a Pernambuco, donde creó una
oficina de abogado. Por haber perfeccionado sus conocimientos de griego y latín,
en Roma, recibió el sobrenombre de Padre Roma.
El futuro general Abreu e Lima recibió una educación minuciosa. Aprendió
latín, filosofía, retórica y francés en el centro humanístico de Olinda,
en torno del seminario iluminista. En 1812, Abreu se matriculo en la
Academia Real Militar, donde se graduó en artillería en 1816, para luego pasar
a enseñar matemática. Después de un corto trabajo en Angola, regresó a
Olinda, al medio de un incidente que le iría a salvar la vida.
De temperamento peleador, que fue una constante en toda su vida, Abreu e
Lima fue preso por “motín, resistencia y herida” y remetido para la
Fortaleza de San Pedro, en Salvador, Estado de Bahia, en la cual se encontraba
cuando ocurrió la Revolución de 1817.
La Revuelta Pernambucana de 1817 fue una rebelión inspirada en los
ideales de la Revolución Francesa y de la Independencia de los Estados Unidos,
ocurrida en Recife a la víspera de la Independencia del Brasil. El comercio era
dominado por los portugueses e ingleses; las exportaciones de azúcar
enfrentaban dificultades y la economía de la provincia iba de mal a peor.
Insatisfechos con el dominio portugués, propietarios de tierra, padres,
comerciantes, bachilleres, militares descontentos pasaron a se reunir en Recife
e iniciaron la conspiración.
El golpe fue planeado para abril de 1817, pero el complot fue descubierto
por el gobierno y se inició la cazada y prisión de los líderes del movimiento.
El día 6 de marzo, el comandante del Regimiento de Artillería de Recife -
Manuel Joaquim Barbosa - tomó preso al capitán José de Barros Lima (el León
Coronado), que reaccionó sacando la espada y mató al comandante.
Explotaba, así, la revuelta que estaba marcada para el próximo mes. En
seguida, los revoltosos derrotaron las fuerzas portuguesas y el gobernador de la
capitanía - Caetano Pinto de Miranda Montenegro -
se arrancó. Se instalo entonces un gobierno provisorio, formado por
cinco representantes de categorías de la sociedad: Domingos Teotônio Jorge (representando
los militares), Padre João Ribeiro (Iglesia), Domingos José Martins (comerciantes),
José Luís Mendonça (Judiciario) y Manuel Correia de Araújo (representando
los propietarios de tierras). Fue instalada una República, creada su bandera
etc.
Los amotinados pretendían extender el movimiento y enviaron
representantes para los Estados de Bahia, Ceará, Paraíba, Rio Grande do Norte
y Alagoas. Mas, la pretendida expansión no ocurrió: el enviado a Bahia (el
Padre Roma, antonomásia del ex sacerdote) y a Ceará (el seminarista José
Martiniano de Alencar) fueron presos luego de desembarcar.
Solamente adhirieron al movimiento, tímidamente, las capitanías de Paraíba
y Alagoas. La República duraría apenas 75 días ya que no resistió a la
reacción de la Corona: tropas enviadas de Rio de Janeiro ocuparon Recife el día
18 de mayo y sofocaron el movimiento. Los líderes fueron presos y ejecutados.
Detenido el 26 de marzo de 1817, el Padre Roma fue condenado sin demora a
la pena de muerte, en un proceso muy rápido que duró apenas 24 horas, entre la
prisión y el fusilamiento. La decisión fue del Virrey, Conde dos Arcos, y fue
ejecutada en el Campo de Santana, antiguo barrio de Salvador. Murió con
tranquilidad y coraje, sin delatar a sus compañeros. Con requintes de crueldad,
sus dos hijos fueron obligados a asistir al fusilamiento: uno traído de
Pernambuco y, el otro, un joven capitán de artillería,
nuestro peleador Abreu e Lima, que ya estaba detenido.
Al saber de la detención de su padre en la Fortaleza de San Pedro, Abreu
e Lima, pidió y obtuvo autorización para buscarlo, pero los algozes
prefirieron ir más lejos, obligándolo a ver su fusilamiento. Tal hecho lo marcó
para siempre y lo empujó para posiciones siempre más radicales. Escribiendo
sobre tal trágico infortunio, treinta años después, Abreu e Lima confesó que
“en el momento en que escribo esta líneas, me asalta todo el horror de
aquella tremenda noche, en que fui casi compañero de la víctima, era yo que
parecía el condenado, y no él. He visto morir millares de hombres en los
campos de batalla, y muchos e los suplicios, pero nunca presencié tanta coraje,
tanta abnegación, tanta confianza en los futuros destinos de la patria, tanta
resignación, en fin, era mi padre que me animaba, porque yo parecía
inconsolable, una mano de fierro me arrancaba el corazón, mi llanto y mi dolor
conmovía a todos los que se encontraban presentes, era necesario separarnos,
entonces, para dar alivio a mis lágrimas, y me conducían a otra prisión,
donde regresaba, después, por el poder de mis súplicas, hasta que fue forzoso
que me arrancaran de sus brazos, para siempre” (Lima:13).
Las Ordenes del Reino no limitaban sus puniciones a los reos de los crímenes
de lesa majestad, sino que los llevaban hasta la segunda generación. La carrera
militar del joven Abreu e Lima estaba encerrada
III
– En la Gran Colombia con Bolívar
Con el auxilio de la masonería consiguió arrancarse de la prisión en
octubre de 1817. Pocos meses después, en febrero de 1818, fue embarcado para
Estados Unidos, nación que acompañaba con simpatía el movimiento
revolucionario pernambucano de 1817, juntamente con su hermano carnal, Luis,
llevando en el bolsillo 100 pesos en billetes, igualmente proporcionados por los
“hermanos”.
Llegaron rápidamente a Filadelfia, uno de los centros conspiratorios de
las luchas de liberación que estaba pasando Ibero-América. En esa época,
actuaban en los bastidores el temible revolucionario y masón Juan Germán
Roscio, además de Telésforo de Orea y Juan V. Bolívar, hermano de Simón Bolívar,
que habían sido nombrados agentes en los Estados Unidos. En abril de 1818, los
dos hermanos brasileños dejaron los Estados Unidos en dirección a San Tomás
en el archipiélago de las Islas Vírgenes, en el Caribe, en esa época posesión
dinamarquesa. Ambos estuvieron, por algunos meses, en Puerto Rico, donde
permaneció su hermano Luis para trabajar en una empresa comercial, mientras que
Abreu e Lima siguió para el puerto de La Guairá, al norte de Caracas, donde
llegó en noviembre de 1818.
Venezuela estaba en plena guerra civil de liberación nacional. El
libertador de los españoles – Generalísimo Francisco Miranda – había sido
derrotado con la capitulación de San Mateus el 25 de julio de 1812, después de
la derrota de Bolívar en Puerto Cabello. Con la denuncia de Simón Bolívar,
que lo consideraba un traidor de la causa de la Independencia de Venezuela, el
General Francisco Miranda fue entregado a las autoridades españolas y falleció
cuatro años después en el calabozo del Fuerte de las Cuatro Torres, en el
arsenal de La Carraca en Cádiz, el 14 de julio de 1816.
Simón Bolívar, joven, rico
y culto, había retornado para continuar la lucha de la independencia de
Venezuela, después de refugiarse, un tiempo, en las islas del Caribe. Después
de los éxitos iniciales contra las tropas fieles al Rey de España, los
nacionales fueron obligados a retirarse para la selva del río Orinoco,
transformado, en ese momento, en santuario de la nueva forma de lucha: la
guerrilla.
Abreu e Lima toma, entonces, la decisión más importante de su vida:
reunirse a la todavía incipiente tropa del Libertador. El 18 de febrero de 1819
le escribe una carta desde la ciudad de Angostura – actual Ciudad Bolívar, próxima
a la selva amazónica – historiando sus antecedentes y colocándose a
disposición para se agregar a las tropas de Simón Bolívar.
Entre las batallas, Bolívar decide imprimir el semanario Correo
del Orinoco, editado los sábados, para enfrentarse al diario gobiernista Gaceta
de Caracas, dominado por los realistas españoles. El semanario pasó a ser
dirigido por Juan Germán Roscio, que había conocido Abreu e Lima en Filadelfia
y lo había llevado a Venezuela. Es importante resaltar que a partir de esa
fecha, el diario pasa a divulgar noticias del Brasil y de las revoluciones de
Pernambuco, hecho que denota que Roscio aproximó a Abreu e Lima de la redacción
del diario. Angostura, la ciudad donde el diario era editado, estaba situada en
los suburbios de Venezuela. ¿Como se explica entonces las noticias tan
minuciosas sobre Pernambuco y el Brasil?
La edición Del Diario Correo del
13 de febrero de 1819 presenta, en la primera página, una polémica, que se
repetirá y será una constante en las ediciones siguientes, con el diario
brasileño, editado en Londres, Correio
Braziliense por Hipólito José da Costa, sobre cuestiones cruciales en las
cuales el diario brasileño siempre se colocará en una posición más
reformista, al agrado de Inglaterra, al contrario, de los venezolanos que
tomaron una postura más republicana y radical.
Bolívar desembarca nuevamente en Venezuela en 1816 y después de los éxitos
iniciales es obligado a refugiarse en
Angostura. El Congreso de Angostura en 1819, que lanzó el proyecto
institucional de la Gran Colombia, atrajo oficiales extranjeros deslumbrados con
la aparición de George Washington
en la América meridional. Abreu e Lima fue uno de esos extranjeros atraídos
por el carisma de Bolívar. Este decide, entonces, como maniobra estratégica,
no avanzar sobre Caracas, prefiriendo cruzar los Andes, como Aníbal cruzó los
Alpes, por el desfiladero del Páramo de Pisba y atacar en plena retaguardia de
los españoles en Santa Fé, futura Bogotá, capital de la Nueva Granada.
Después de su período periodístico, Abreu e Lima encontró su bautismo
de fuego en la batalla de Tópaga. Sobre lluvia tropical torrencial, con el ejército
libertador en posición desventajosa, con pesadas bajas en ambos lados, Bolívar
deslocó la caballería para decidir la batalla. Las tropas españolas de élite,
trenadas por el general Wellington para enfrentar a Napoleón en territorio
peninsular, enviadas para el Nuevo Mundo para reprimir a los libertadores,
fueron derrotadas. El camino para Santa Fé dependía solamente de la travesía
del Rio Boyacá, donde Abreu e Lima se destacó en el escuadrón de Llano Arriba.
Contaría orgullosamente años más tarde, que participó de la famosa Batalla
del Puente de Boyacá el día 7 de agosto de 1819, que culminó con la
independencia de Nueva Granada.
Después de la tomada de Santa Fé, Bolívar hizo un giro de 180 grados,
en dirección a Caracas, barriendo a los españoles que estaban entre el valle
de los Andes y las playas del Caribe, con Maracaibo por centro. En ese momento,
el ejército de Bolívar va aumentando con las adhesiones durante su trayectoria
en dirección a la capital. Abreu e Lima ya había sido incorporado al Estado
Mayor del Libertador y siempre al lado del General José Antonio Páez, futuro
presidente de Venezuela. Tanto que en la Batalla de Carabobo, que ocurrió el 24
de junio de 1821, comparada en términos de la guerra de liberación con la
Batalla de Yorktown, que fue decisiva en la liberación de EEUU, el general Paez
cita el “portugués” (Brasil todavía estaba sobre el dominio portugués)
entre los héroes heridos en esa batalla. El héroe sufrió profunda herida en
el pecho.
Américo Carnicelli (vol.I:pg. 241), uno de los mayores historiadores masónicos
hispanoamericano afirma en su libro La
Masonería en la Independencia de América que “con la victoria de la
Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821, en la cual vencieran los ejércitos
patriotas, esto permitió el que la masonería venezolana se organizara
regularmente en los principales centros del país. Poco después se fundó en
Caracas la Logia LA UNION y fueran, que se sepa, sus fundadores, entre otros, el
Coronel Francisco Carabaño, don Juan Nepomuceno Chaves, el Coronel José de
Lima, de nacionalidad brasileña”. Las profundas e íntimas ligaciones masónicas de Abreu e Lima pueden ser visualizadas por la carta que envió al entonces Vice-Presidente de la República de Colombia, General Francisco de Paula Santander, en el anexo I. Tal carta es perfectamente comprensible para un masón en los días de hoy. Carnicelli afirma también que Abreu e Lima fue investido en el grado 33 por el Supremo Consejo de Colombia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en 1824 (vol. I:272). Sobre su herida en el pecho, obtenida en la Batalla de Carabobo, escribió al General Santander el 18 de julio de 1821: “... Al empezarse la campaña de Venezuela me nombró Paez, su Edecán, vine con él a Carbobo, en donde recibí una herida de bala en el pecho, de que aún no estoy sano; he tenido un comportamiento regular y me han hecho Teniente-Coronel.... mande con confianza a su afectísimo amigo y h.´. Lima”
Participó también de las
operaciones navales que redundaron en la tomada de Maracaibo en 1823. En el
mismo año, Abreu e Lima obtuvo su primer comando en la expulsión final de los
españoles en la ciudad de Puerto Cabelo, último reducto de los realistas en el
Caribe. Al ser expulsos de Venezuela, restaron
solamente los reductos del Ecuador, Perú y Bolivia, muy difíciles de ser
mantenidos, pues la logística de abastecimiento dependía ahora del Océano Pacífico
o entonces subiendo por los largos efluentes del Rio de la Plata. Por
bravura y competencia Abreu e Lima fue promovido a coronel el 22 de Enero de
1824. El 8 de noviembre de
1826, el Gobierno de la Gran Colombia le concede la retirada del servicio activo.
IV
– Conflictos y Amores Abreu e Lima a pesar de condecorado en las campañas bolivarianas con el Escudo de Carabobo, las Cruces de Boyacá y Porto Cabelo, más, principalmente con la Orden de los Libertadores, continuaba un extranjero en tierras hispano-americanas. La Familia Real portuguesa había desembarcado en Brasil con auxilio británico mientras la escuadra española estaba prisionera de los franceses. En el Congreso Anfictiônico de Panamá, convocado por Bolívar, la única ausencia fue la brasileña. A pesar de convidado, el delegado de D. Pedro I regresó inesperadamente cuando se encontraba en Bahia...
Abreu e Lima tenía también
una amistad estrecha con Benigna, sobrina del Libertador, que fue objeto de las
más viles intrigas. Bolívar comenzó a desconfiar de aquel guapo del país
vecino y sospechosos.
En los conflictos entre los generales Paez y Santander, ambos masones,
que acabaron por despedazar el sueño de integración de Bolívar, Abreu era
hostilizado por Santander en función de su estrecha amistad con Paez. Después
de una discusión con el general Santander, éste exigió su desligamiento del
ejército.
Otro conflicto de bulto fue con el ambicioso Antonio Leocádio Guzmán
que tentó llegar a la Presidencia todavía en el tiempo de Bolívar, hecho que
vendría a ocurrir con un hijo suyo – Guzmán Blanco – varios años después.
Leocádio poseía un diario, El Argos, que el 6 de septiembre de 1825 atacó no solamente a Abreu
en la primera página como a “Pedro de Braganza, que se llama Emperador del
Brasil a despecho de la opinión pública”. Defendía también “los
valientes Argentinos” de una supuesta invasión brasileña. Finalizaba
admoestando que Bolívar marcharía en socorro de Buenos Aires si fuese
convocado, pues poseía simpatías inclusive en Brasil. La prensa de la Gran Colombia temía una invasión del Imperio brasileño, apoyado por la Santa Alianza, con el intuito de destruir las Republicas Americanas. Tal temor, inclusive, era demonstrado nas cartas de Bolívar aos seus generais.
Tal clima político de
desconfianza entre os jacobinos gran colombianos que confundían como
absolutista nuestro Imperio constitucional fue el paño de fondo del furibundo
ataque de Guzmán contra Abreu e Lima y el ataque físico de éste a sabladas
contra el rostro de Guzmán, que lo obligó a usar barba el resto de su vida
para esconder las cicatrices. Este hecho ocurrió el día 9 de septiembre de
1825.
Los desencuantros políticos entre Bogotá, una ciudad
grande en esa época, contra Caracas, una villa provinciana, comenzaron a surgir
a partir de ese incidente, pues Guzmán alegaba que Abreu era amigo del caraqueño
Bolívar. El incidente
comienza a tomar proporciones que las relaciones masónicas de Abreu no estaban
surtiendo efecto. Además, el conflicto estaba inserido en el desmembramiento de
la Gran Colombia. Solamente más tarde, el 8 de octubre de 1825, un mes después
del accidente, un Consejo de Guerra inocentó parcialmente a Abreu, a pesar de
haberlo condenado a seis meses de prisión. Eldisgusto de Abreu fue realmente
profundo, al punto que lo llevó a pedir baja del servicio militar. El
pedido fue autorizado el 8 de noviembre de 1826. El generalato solamente vendría más tarde en el acto final de la disolución
de la Gran Colombia, por el propio Libertador.
Las divergencias estaban se tornando intransponibles entre los generales
de Bolívar. Tanto que cuando el Libertador regresó del Perú y de Bolívia en
1827, encontró a la Gran Colombia en pié de guerra, pues la rivalidad entre el
granadino general Santander y el caraqueño general Paez estaba cerca de la
guerra civil. El atentado contra la vida del Libertador el 25 de septiembre de
1828 fue la prueba cabal de ese desmoronamiento. A partir de ese atentado,
exactamente el 8 de noviembre, todas las sociedades secretas, inclusive y
principalmente la masonería, fueron colocadas en la ilegalidad por largos años.
El conflicto entre los generales de Bolívar se transformaba en lucha
armada. Al invadir inesperadamente la República de Colombia por el sur en 1829,
el general peruano José de Lamar fue rechazado por el Mariscal de Ayacucho Antônio
José de Sucre que había llamado Abreu e Lima para combatir a su lado, no solo
por su competencia militar como por su lealtad a Bolívar. Participaron en la
Batalla de Portete de Tarqui en Ecuador el 27 de febrero de 1829, en la cual
derrotaron a los 8.000 hombres del General Lamar. Por su atuación en ese
batalla, el Libertador promovió Abreu e Lima a General de la República el 20
de enero de 1830.
Antes de la muerte del Libertador, el 17 de diziembre de 1830, la Gran
Colombia comienza a estillazarse. Los generales de Bolívar se desentendieron,
pues Santander, a pesar de estar en el exilio, comienza a articular la
independencia de Colombia, y mismo ocurre con Paez en Venezuela, Gamarra en Bolívia,
Lamar no Perú y Obando en Equador. El edificio de la Gran Colombia comenzaba a
ruír. El sueño de Bolívar solamente se concretizará en Brasil con la élite
civil del Imperio. Abreu e Lima comienza a entender la importancia político institucional de la monarquía constitucional en Brasil. La América Española presentaba el siguiente cuadro:
Se nota en el cuadro de
arriba que, en sus primordios, la América Española poseía cuatro virreyes:
Nova España (México), Nueva Granada (Gran Colombia), Perú y La Plata
(Argentina); cuatro capitanías generales: Guatemala, Cuba, Venezuela y Chile y
trece audiencias: Guatemala, Nueva Galicia, México, Santo Domingo, Caracas,
Bogotá, Quito, Panamá, Cuzco, Lima, Chile, Charcas y Buenos Aires. Con las
guerras de independencia, donde los nacionales entraron en conflicto con la metrópolis,
con la Iglesia Católica e implantaron la República y se fragmentaron en 18 países:
Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, México, (Cuba), República
Dominicana, Venezuela, Colombia, Ecuador, (Panamá), Perú, Chile, Bolivia,
Argentina, Uruguay e Paraguay.
Mientras que el Brasil presentaba un cuadro diametralmente opuesto, como
se observa en la figura abajo:
La figura muestra que todas
las provincias confluyeron para formar el Brasil. De esa forma se puede afirmar
que la América Portuguesa confirmó el sueño de Simón Bolívar de mantener la
integridad del territorio nacional.
El proceso de emancipación brasileño fue bastante diferente de la América
Española. Aquí se colocó una corona en la cabeza del hijo del rey, se mantuvo
a la Iglesia Católica como religión del Estado y se consolidó
la monarquía constitucional, con un mínimo de derramamiento de sangre.
Años más tarde, cuando el Estado Nacional ya estaba consolidado, se implantó
la República, igualmente con un mínimo de derramamiento de sangre. Esto tiene
sus costos y beneficios: esta obra fantástica de ingeniería institucional legó,
sin embargo, al Brasil, una cierta pasividad con una tendencia a resolver los
conflictos más por la conciliación que por el confronto. Abreu permanecerá
fiel a Bolívar hasta el final, lo que va a
ayudar para su desgracia en la lucha fratricida que se desarrolló a seguir. El
asesinato de Sucre, representó el golpe final. Era el único general fiel a Bolívar
y con gran prestigio en la tropa.
La expulsión de Abreu era una cuestión de tiempo. Ocurrió el 9 de
agosto de 1831, a través de un decreto del Ministro de la Guerra, General y masón,
más antibolivariano, José Maria Obando. Posteriormente Abre lo acusó ante
Paez como envuelto en el asesinato de Sucre. Era Presidente de la República de
Colombia, ya desmembrada de la Gran Colombia, el igualmente General y masón
Domingo Calcedo. Abreu e Lima, a pesar de ser masón grado 33, sintió en la
carne que las fuerzas centrifugas eran muy superiores a los ideales de la Orden. V
– El Retorno del Héroe - Un Jacobino en un Cenario Girondino
En 1831, seis meses después del desaparecimiento del Libertador y la
implosión de la Gran Colombia, solo restaba a ese liberal radical y republicano
en mutación para una monarquía constitucional salir del cenarlo de la guerra
civil y retornar a su país. Llevaba solamente sus condecoraciones, su grado
militar y mucha nostalgia. En carta a Cruz Cabungá, retransmitida a José Bonifácio,
Abreu ofreció sus servicios al Imperio brasileño.
Regresó a Brasil, viniendo de países en plena efervecencia republicana,
decididamente al lado de las instituciones monárquicas, en suma, simpático al
Partido Caramuru. Aparentemente lo que propugnaba era la restauración de D.
Pedro I y su regreso al trono, al que había renunciado. Em el fondo, lo que
defendía, abalado por la fragmentación de la América Española, era preservar
la unidad del Brasil, a través del prestigio de la institución monárquica.
Coloco al Brasil arriba de la dinastía de Braganza que había asesinado a su
padre. Tendría más de mil razones para luchar al lado de los próceres
criptorepublicanos de la regencia, pero no lo hizo. Como prueba de su sinceridad,
no se candidató a ningún cargo por sus actos en prol de la monarquía. El
libro de su autoría que mejor explica su posición política más moderada es
el Bosquejo Histórico, Político e Literário
do Brasil, publicado en 1835.
Abreu, al regresar a Brasil no contaba chocar de frente con otro terrible
adversario, el exaltado Evaristo da Veiga, uno de los principales agitadores que
provocó la abdicación de D. Pedro I, el 7 de abril de 1831.
Desterrado desde 1818, Abreu, viniendo de un cenario jacobino, no entendió
el panorama brasileño, completamente diferente del hispano americano. La
independencia brasileña poco tenía a ver con lideranzas carismáticas. La
fuente de legitimación brasileña era la monarquía, distanciándose, pero no
rompiendo con Portugal, sobre la égide británica. José Bonifácio no poseía
esgares de libertador ni D. Pedro era ningún Simón Bolívar.
El Brasil no era hijo del iluminismo. Firmamos el Tratado de París, que
restauró a los Bourbons en el Trono de Francia así como también el Tratado de
Viena, que formó la Santa Alianza. Éramos realistas con esgares
constitucionales y hasta cierto punto, anti iluministas. Al contrario de la
masonería, que poseía en las venas la sangre iluminista, lo que explica en
parte, los choques del ala radical de la masonería con D. Pedro I. Ese cenario
era, hasta cierto punto, indescifrable para Abreu e Lima. De ahí sus
dificultades de entendimiento y de adaptación, y los conflictos subsequentes.
En la Gran Colombia hubo una ruptura revolucionaria, en Brasil no. De los
300.000 habitantes en esta época en la Gran Colombia, 100.000 murieron en la
guerra de independencia.
El Regente y Ministro del Imperio, Senador Nicolau Vergueiro, reconoce en
1832 por decreto su ciudadanía brasileña.
La facultad de usar sus condecoraciones y distinciones conferidas por el
gobierno de Colombia es reconocida también por una legislación regencial. Sus
Medallas principales eran las siguientes: Libertadores de Venezuela,
Libertadores de Cundinamarca, Cruz de Boyacá, de Puerto Cabello y Escudo de
Carabobo.
A la polémica con Evaristo da Veiga, se sigue una serie de diatribes
contra el Regente Diogo Antônio Feijó. Tento también, junto con otros,
transformar a la Princesa Januária en Regente del Imperio, hecho que obviamente
desagradó a los políticos regenciales.
En 1840, ostentó por última vez, su uniforme de general y sus
condecoraciones y medallas de la Gran Colombia, en la solemnidad de saludo al
Emperador cuando pasó a ser mayor de edad. Saludaba, en esa ocasión, más que
al príncipe, el principio. La experiencia traumática vivida en la estillazada
Gran Colombia, lo aproximaba, cada
vez más, del Imperio constitucional. Sintiendo que no entendía el cuadro político brasileño, desiste de la lucha política y comienza a dedicarse solamente a las actividades intelectuales. Escribe en 1843 un Compendio de la Historia del Brasil desde su descubrimiento hasta el majestuoso acto de la coronación y bendición del Sr. D. Pedro II, en dos volúmenes. Este libro también despertó polémica, pues el presidente perpetuo del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño, Cónego Januário da Cunha Barbosa, también su enemigo, instó para que la comisión del Instituto se pronunciase de manera negativa en relación al libro. Abreu escribió, ya viviendo en Recife, un denso volumen titulado Resposta do General J.I. de Abreu e Lima ao Cônego Januário da Cunha Barbosa ou analise do primeiro juízo de Francisco Varnhagen acerca do Compendio de Historia.
El 12 de julio de 1844,
Abreu finalmente regresa a la tierra natal, después de casi 27 años de
ausencia, 13 en la Gran Colombia y 13 en Río de Janeiro, con la intención de
candidatarse a Diputado General, como entonces se llamaba. De salud debilitada,
sufría incesantes dolores de cabeza, hipocondríaco por naturaleza, somatizaba
sus neurosis, tomando Sales y pastillas que le provocaban disturbios gástricos
y nuevos dolores de cabeza, en un círculo vicioso.
En 1845, publica la Sinopsis ou
deducção chronologica dos factos mais notáveis da Historia do Brasil, una
especie de efemérides brasileñas, mucho antes del Barão do Rio Branco
escribir las suyas.
Nueva polémica, ahora con Varnhagen, porque este trataba la Revolución
de 1817 en Pernambuco y a la Confederación del Ecuador, del punto de vista del
imperio dominante y vencedor.
Abreu tentó ser Diputado por el Partido Liberal, pero no consiguió los
votos suficientes, hecho que lo llevó a romper con los liberales. El 7 de
noviembre de 1848, cumpleaños de la Sabinada en la Bahia, estalla la revolución
Prayera en Pernambuco. Liberales moderados y radicales son llevados
indiscriminadamente a los tribunales. Abreu e Lima tendría varias razones para
ser arrastrado para la rebelión, que envolvió gran parte de su familia y hasta
a su hermano, pero se abstuvo de participar, en una actitud heroica. Hecho que
no impidió que fuese preso y envuelto en el proceso con sufrimiento y humillación.
Abreu e Lima fue condenado a prisión perpetua y
llevado para Fernando de Noronha. Su
perpetuidad, sin embargo, duró hasta el 21 de junio de 1850, cuando fue
absuelto por una audiencia que negó que él tuviese atentado contra la
integridad del Imperio y que hubiese procurado cambiar a la fuerza la forma de
gobierno. Abreu, en esa época, como fue dicho, ya se había transformado, de un
liberal radical en un liberal clásico, con
tendencias socialistas y nacionalistas.
Al final de su vida, todavía encontró tiempo para polemizar con
sacerdotes ultramontanos sobre el cristianismo. El 29 de Octubre de 1867, dos xz
antes de su muerte, el Pe. Pinto de Campos escribió en el Diário de Pernambuco que iba a llevar Abreu e Lima a los tribunales,
a pesar de que prefiriese chicotearlo en el rostro.
Alquebrado el viejo guerrero se prepara para morir. El obispo de Olinda – D. Francisco Cardoso Ayres – recién llegado de
Europa e imbuido de las doctrinas del Concilio Vaticano I envía un capuchino
para arrancarle la retractación en los últimos momentos de vida. Abreu e Lima
se niega a abjurar no solo a su liberalismo religioso como al político. El gran
guerrero falleció el 8 de marzo de 1869. Persistiría, sin embargo, una última
batalla. El obispo ultramontano le niega sepultura en el cementerio público católico,
visto que la Iglesia Católica era unida al Estado. Reedita, así, el obispo de
Rio de Janeiro – D. Pedro Maria Lacerda – que no aceptó el entierro al Barón
de Inhaúma – Joaquim José Inácio. El prestigio de éste, entretanto, como
antiguo masón del Imperio, Vice Almirante y héroe de la Guerra del Paraguay,
quebró el veto episcopal.
Paseatas, promovidas por los liberales y masones, conturban Recife,
protestando contra la decisión episcopal de negarle los siete palmos de tierra
en su tierra natal, pero el obispo se mantiene irreductible. La solución fue
enterrarlo em el British Cemetery, conocido popularmente como Cementerio de los
Ingleses, entre Recife y Olinda, localizado, en aquella época, lejos de todo,
en un local hermo, cerca del mar.
En su lapide, reza la siguiente inscripción:
Aquí yace
el
ciudadano brasileño General José Inácio de Abreu e Lima
Propugnador esforzado de la libertad de
conciencia
Falleció
el 8 de marzo de 1869
Le
fue negada sepultura en el Cementerio
Público
Por
el obispo D. Francisco Cardoso Ayres Recuerdo de sus parientes El 7 de Enero de 1873, el liberal Jornal do Recife abrió una subscripción para erigir “un mausoleo al distinguido pernambucano Abreu e Lima, como primera victima escogida por el jesuitismo en Pernambuco”. La cuestión Religiosa estaba en la orden del día.
Este episodio servió para
que outro masón – Saldanha Marinho - presentase en la Cámara de los
Diputados, un proyecto estabeleciendo la secularización de los cementerios públicos.
Tal hecho solamente sería alcanzado años más tarde, con la Constitución
Republicana de 1891 que separó el Estado de la Iglesia. En 1948, cuando se conmemoraba el centenario de la Revolución Prayera, el diputado estadual Paulo Cavalcanti propuso, en la ley de fiestas conmemorativa del evento que se removiese los restos mortales del General para el tradicional Cementerio Público de Santo Amaro, en Recife. Nuevamente, todo em vano.
El 13 de agosto de 1981, el
Presidente de Venezuela – Luís Henrique Campins – visita el túmulo del
ilustre pernambucano acompañado de ministros de Estado, embajadores,
parlamentarios, militares y periodistas, tentando rescatar el oscurantismo al
que el general estaba condenado en Brasil.
El bicentenario del nacimiento de Bolívar en 1983 contribuyó también
para una serie de estudios de ese protagonista que Brasil persiste en
desconsiderar.
La estatua de Bolívar en el pórtico del Cementerio de los Ingleses es
un ícone que recuerda a la Nación Brasileña que todavía es tiempo de
trasladar los restos del General Abreu e Lima para el cementerio público
nacional a que tiene derecho. VI
– Anexo I Carta del Teniente Coronel Abreu e Lima al General Francisco de Paula Santander, Vice Presidente de la República de Colombia (apud Carnicelli, vol. I : 271): “Frente a Puerto Cabello, Julio 7 de 1822. Mi muy querido
General y amigo
Recebí su muy apreciable de 22 de mayo con todos los documentos
devueltos de que le doy infinitas gracias.
Vamos a una cosa interesante. Ha habido en Caracas algunas persecusiones
masónicas y últimamente el Intendente ha publicado un bando prohibiendo
reuniones nocturnas y diarias, y hablando positivamente de la masonería. Todo
se ha hecho con circunspección. Todas las L.´.L.´. (Logias) han tenido
reforma y se han unanimizado en sus trabajos y tratan de hacer un capítulo en
Caracas; el General Páez ha sido nombrado Vice-Presidente-Protector en Valencia
y lo llaman en Caracas y quieren que los proteja y que como un pequeño Oriente
abra sus relaciones con Bogotá en donde todos quieren que haya un Gran Oriente;
todos desean someterse y es necesario que luego que Venezuela se dirija a los
que traten de ligarse masónicamente, es necesario dar todo a esta Sociedad de
Colombia en donde hay más de mil M.´.
M.´. (Masones) y si la dejamos y cada L.´. (Logia) hace lo que le da la gana,
muy pronto seremos tan corrompidos como en las Antillas, principalmente en
Curazao, que cometen cada día una porción de absurdos; en Caracas tratan de
irregularizar la L.´. de Curazao y de no admitir en el templo ningún M.´. (masón)
hecho allí por hechos tan públicos y escandalosos que horrorizan, y por
consiguiente es necesario contrapesar estos abusos con el rigorismo y
disciplinas; muy breve tendrá usted las planchas (cartas) de Caracas, Valencia,
La Guaíra, Barcelona y Cumaná y la volante del ejército (logia ambulante
militar del ejército patriota) que se está creando. Carabaño (Coronel
Francisco) es el venerable en Caracas y está trabajando con mucho ahinco y
gusto; él posee el grado 30 y Mr. Scheel (James Scheel fue Cónsul de los
Estados Unidos en Génova, Italia, de 1818 hasta enero de 1822) Cónsul General
de los Estados Unidos tiene el 33 y tiene facultades para regularizar y dar los
grados sublimes por comunicación. Yo deseo saber su opinión sobre un oriente
en Bogotá porque así me lo exigen algunos Venerables para dirigirse entonces.
Aguardo su contestación ansiosamente.
Si el General (José Antonio Páez) va al Senado yo lo acompañaré y nos
veremos entonces, es decir, si hasta noviembre tomamos a Puerto Cabello, y si así
no acontece, morimos todos. Mándenos el mortero por Dios. Páselo bien, querido
General, y cuente con el corazón y buena amistad, de su afectísimo y fiel
compañero y H.´.
J. de Lima” VI
– Bibliografia CARNICELLI, Américo, La Masonería en la Independência de América 1810-1830, II tomos, Cooperativa Nacional de Artes Gráficas, Bogotá, 1970. CASTELLANI, José, História do Grande Oriente do Brasil, Ed. do GOB, Brasília, 1993. CHACON, Vamireh, Abreu e Lima – General de Bolívar, ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1983. FREITAS, Caio de, George Canning e o Brasil, II tomos, Brasiliana, vol. 298, Cia. Ed. Nacional, São Paulo, 1958. LIMA, General Abreu e, O Socialismo, ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1979. LIMA, Nestor dos Santos, A Imagem do Brasil nas Cartas de Bolívar, ed. Verano, Brasília, 2003. |